Esta estrategia se conoce como un programa de refuerzo de razón variable y es la misma táctica utilizada en las máquinas tragaperras”, prosigue Smith en su artículo. Nunca se puede predecir cuándo va a ganar, pero se gana con la suficiente frecuencia para que el usuario desee continuar.
El juego es simple, pero tremendamente adictivo. Consiste en crear filas o columnas con tres caramelos del mismo color, tiene un valor estimado de 7.100 millones de dólares y es jugado por 93 millones de personas cada día, según revela The Guardian.
Aunque pueda parecer que el éxito en Candy Crush depende de la pericia del jugador, en realidad es esencialmente un juego de suerte. El triunfo varía en función de la gama de colores que ha sido proporcionada al azar, lo que implica que los logran vendrán de forma inesperada. Se pierde más a menudo de lo que se gana y nunca se conoce cuándo aparecerá el próximo triunfo. En lugar de desalentar, esta realidad hace que el juego sea aún más atractivo que cuando se ganaba fácilmente.
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